martes, 11 de mayo de 2010

EL AREA DE HUMANIDADES

El presente proyecto hace referencia al área de humanidades, como área obligatoria dentro del plan de estudios de nuestra institución y la forma cómo se han definido y desarrollan sus diferentes componentes conformes los lineamientos de nuestro Ministerio de Educación Nacional.

En este marco denominamos “área de humanidades” al área que se ocupa de la lengua castellana (y sus diversas manifestaciones, la literatura) y los idiomas extranjeros (inglés para nuestro caso). Estas ramas del saber se han estructurado en asignaturas o materias, aunque el idioma inglés en la práctica se propone como área independiente a fin de evaluarlo de mejor manera, entendiendo así su diferencia estructural de la lengua castellana. Esta separación con fines evaluativo, no margina al idioma extranjero dentro de la visión de conjunto de las humanidades.

De igual manera, el aspecto literario también se le ha otorgado independencia de asignatura en cuanto a que el componente literario se asume como elemento fundamental y no como un simple comodín al cual se puede o no acudir para el desarrollo de las habilidades básicas de la lengua castellana. Es decir, la literatura se asumirá con vida propia en su dimensión artística y lúdica, buscando que el estudiante no solo lea lo que otros han escrito, sino que también tenga la oportunidad de explorar y desarrollar su vocación por el oficio literario y la valoración estética que ello entraña.

En consecuencia, lengua castellana español o lenguaje y literatura se estructuran en el presente proyecto con una visión integral, tomando como referencia los estándares de lenguaje definidos dentro de nuestro sistema educativo colombiano y estudiado por los docentes de nuestro departamento de lenguaje.

Como proyecto de área se plantea como un instrumento propicio para articular el proceso en torno al aprendizaje y conocimiento de la lengua desde el nivel preescolar hasta la media básica, asumiéndolo como un reto frente a la exigencia de orientar al estudiante hacia el pleno desarrollo de sus competencias comunicativas, coherente ello con la evolución misma que tiene el estudiante dentro de sus años de maduración del lenguaje. Es así como debemos apoyarnos con particular interés en el nivel preescolar, nivel educativo cuyo marco de referencia tiene como base en su aspecto legal, la Constitución Política Nacional, en la cual se define el tipo de país, sociedad y ciudadano que se quiere formar, y las instituciones que lo hacen posible, y la Ley General de Educación y sus decretos reglamentarios. Además, en la práctica educativa de este nivel infantil deben tenerse en cuenta además los enfoques sociológicos, antropológicos, epistemológicos, psicológicos y pedagógicos.

Somos conscientes que intentar aproximarnos a un conocimiento integral sobre los niños que atendemos en preescolar nos remite necesariamente a la comprensión de sus dimensiones de desarrollo, desde su propia individualidad y del medio social y cultural que condiciona su visión de la vida. Por ello es responsabilidad del docente y del adulto responsable del niño involucrarse en el proceso de evolución que vive durante este período de vida, interactuando con sus diversas vivencias de aprendizaje a fin de motivarlo al desarrollo de sus facultades físicas y mentales.

Desde las diferentes disciplinas que contribuyen al proceso de formación integral del niño se reconoce la importancia del sentido que adquieren para su desarrollo lo que él construye a través de la experimentación, reflexión e interacción con el mundo físico y social, lo cual lleva a afirmar, que el niño debe compartir, actuar y disfrutar en la construcción de aquello que aprehende. En este sentido podría definirse el desarrollo como la integración de conocimientos, de maneras de ser, de sentir, de actuar, que se suscitan al interactuar consigo mismo, con sus padres, con sus pares, docentes, con los objetos del medio como producto de la experiencia vivida.

Como ser humano, el niño se desarrolla como totalidad, tanto su organismo biológicamente organizado, como sus potencialidades de aprehendizaje y desenvolvimiento funcionan en un sistema compuesto de múltiples dimensiones: socio-afectiva, corporal, cognitiva, comunicativa, ética, estética y espiritual. Es fundamental la visión integral que se tenga de estas dimensiones al interactuar con el niño y al formular los indicadores de competencias, no suponiendo el orden en que se estructuren una jerarquía de importancia de unas sobre otras. Lo importante es reconocer el contexto social y cultural del niño para una mejor comprensión del ser y del quehacer en su grupo, al igual que sus ritmos y tiempos particulares de aprehendizaje a través de los cuales manifiesta y logra su desarrollo. Esta visión debe estar inmersa en las orientaciones de los distintos proyectos de áreas que conforman nuestro plan de estudios. Tal propósito requiere, por supuesto, el trabajo articulado e interdisciplinario entre los docentes de los distintos niveles.

En lo que corresponde específicamente al área de lenguaje nos compete apoyar y desarrollar en profundidad, y a largo plazo, la dimensión comunicativa del niño, la cual se orienta a expresar conocimientos y fenómenos de la realidad, a construir mundos posibles, a establecer relaciones para satisfacer necesidades, formar vínculos afectivos, expresar emociones y sentimientos.

En la edad preescolar el interés por el mundo físico y de los fenómenos se profundiza y no se limita a las propiedades sensoriales de los objetos, sino a cualidades más esenciales que el niño no logra por sí mismo a través de los sentidos. Para descubrirlas, comprenderlas y asimilarlas, necesita de un interlocutor, quien aparece ante el niño como dinamizador de sus discusiones y confrontaciones. Y esta posibilidad de comunicación se la brindan sus pares, familias y docentes encontrando solución a tareas complejas.

Para el niño de preescolar, el uso cotidiano del idioma, su lengua materna en primera instancia, y de las diferentes formas de expresión y comunicación, le permiten centrar su atención en el contenido de lo que desea expresar a partir del conocimiento que tiene o va elaborando de un acontecimiento, constituyéndose el lenguaje en la forma de expresión de su pensamiento. Por tanto, las oportunidades que facilitan y estimulan el uso apropiado de un sistema de forma comprensiva y expresiva potencian el proceso de pensamiento.

Toda forma de comunicación que establece el niño se levanta sobre las anteriores, las transforma en cierta medida, pero de ninguna manera las suprime, a mayor edad del niño, con mayor flexibilidad utiliza todos los medios a su alcance. Entre más variadas y ricas son sus interacciones con aquellos que lo rodean y con las producciones de la cultura, más fácilmente transforma sus maneras de comunicarse, enriquece su lenguaje y expresividad e igualmente diversifica los medios para hacerlo mediante la apropiación de las nuevas posibilidades que le proporciona el contexto.

Mientras las primeras comunicaciones en el niño por fuera del ámbito escolar consisten en el establecimiento de contactos emocionales con otras personas, en el niño de preescolar (de primera infancia a cinco años) se van complejizando y ligando a su interés por relacionarse y aprehender, gracias a las estructuras y formas de conocimiento que ya ha logrado o que están en pleno proceso de construcción.

Es con esta visión, entonces, que el departamento de humanidades asume desde preescolar el proceso de aprendizaje y maduración en torno a las asignaturas que conforman nuestra área, entendiendo claramente que la articulación con el nivel preescolar es una exigencia si en verdad se quiere contar con proyecto lúdico-pedagógico que integre las diferentes áreas del conocimiento y así responder a la forma globalizada e interdisciplinaria en que por sí mismos los niños descubren y conocen las primeras nociones del mundo que los rodea.

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